La elección de este terreno arcilloso para la construcción del hábitat rupestre contemporáneo que es hoy el corazón de Bodegas Vinícola Real, continúa la tradición de aquellos eremitas que más de mil años atrás excavaron en estas peñas un conjunto de cuevas destinadas al culto que fueron el humilde origen de un gran centro cultural medieval; el desaparecido monasterio de San Martín de Albelda.